Creía que no tenía nada más que vivir aquí pero me equivoqué.
El viaje fué cansado y no dormimos mucho, encontrar la postura era difícil...
Nos hospedamos en el hostel Mostel (lo recomiendo) y nada más dejar las cosas nos pusimos en marcha y nos unimos a uno de los freetours para enterarnos bien de las cosas y para aprender un poco de historia. Nos hablaron sobre bombas en iglesias, sobre estatuas que pretenden ser símbolo de la ciudad y de la época comunista.
Llama eterna al soldado desconocido
Como algo nuevo, nos acercamos a visitar el museo comunista que se encuentra en la ciudad, esta bastante lejos y escondido, pero es fácil ir cogiendo el metro y preguntando.
No hay demasiadas cosas, hay bastantes cuadros y la antigua estatua de Lenin (entre otras) que presidía una de las calles principales de Sofía, en frente de donde se encontraba la sede principal del partido comunista entonces.
Comimos algo típico que es impronunciable pero siempre rico. Y como nota curiosa cuidado al ir a Bulgaría ya que es el único país, al menos documentado donde los gestos con la cabeza se corresponden a sí = no y no = sí. Es decir, mover la cabeza de un lado a otro significa sí, y de arriba a abajo repetidas veces significa no. En teoría esto viene de la ocupación por el imperio otomano, que obligaban a la gente a cambiar sus creencias religiosas y cuando le preguntaban a la gente si creían en su dios, pues estos asentían con la cabeza al modo del resto del mundo pero cambiando su significado en si. Así conseguían no faltar a su verdadera creencia y salvar el cuello.
El próximo destino queríamos que fuera Nis, una ciudad al sur de Serbia. En la estación pone bien claro que existe un tren que pasa por allí y llega hasta Belgrado pero gracias a la gente del hostel nos enteramos que esta línea no existía desde hacía algún tiempo, por lo que ganamos un día de viaje y nos pusimos en marcha por carretera hacia la capital macedonia: Skopje.
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