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miércoles, 13 de junio de 2012

Dia 7: Budva y Kotor (Parte 2)

Kotor es una pequeña ciudad de unos 11000 habitantes situada en una bahía en Monte Negro. Se convierte en una de las ciudades más visitadas de la zona por todo el encanto encanto de sus calles y los paisajes de los que dispone.


Todo ello le valieron ser declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979. Y es que Kotor es uno de esos lugares de la tierra en los que solo pudes pensar en volver aún sin haberte ido.

La ciudad antigua se encuentra envuelta en una muralla en perfectas condiciones que suben hasta lo más alto de uno de los picos donde se encuentra ya un castillo que se puede visitar pero que se ha dejado olvidado en el tiempo.



Sus calles son todas empedradas y serpenteantes, te hacen sentir que has viajado en el tiempo y no paras de pensar en la vida de gentes pasadas mientras que las paseas con la cámara en la mano.


No tardamos mucho en subir al castillo, hay que tener unas buenas piernas pero no por eso me quedaría atrás. Todo se puede despacio y el premio son unas vistas de la bahía increíbles que te hacen de inmediato pensar en un futuro volviéndolo a visitar.


Nos hospedamos en el "Hostel Old Town" situado en el interior de las murallas y con todo tipo de servicios. Un buen lugar para descansar de las caminatas por los alrededores o de las distintas excursiones que puedes hacer desde la ciudad.




Allí conocimos a un padre e hijo sudamericanos que disfrutaban como nosotros de toda Europa del Este y es que son países que no son tan turísticos pero que poseen unas maravillas naturales, e históricas que más de una ciudad envidiarían.


No hicimos demasiado, simplemente disfrutar del paisaje. de una comida en el centro de la ciudad o alguna cerveza al pie del agua dejando que pasara el tiempo tranquilamente.


Fue de los destinos más simples y tranquilos durante todo el viaje, pero desde luego de los más especiales. Un regalo para la vista que difícilmente olvidaré.

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